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lunes, 15 de noviembre de 2010

Mi autobiografía

Mi nombre es Lucía Noriega soy una niña un poco alta, de pelo café claro y ojos cafés. En mi opinión, soy una persona alegre y disfruto mucho ayudar a los demás; además, soy una persona honesta. Cuando me enojo puedo llegar a ser muy orgullosa; también, me cuesta trabajo decir las cosas y expresar mis sentimientos directamente.
Nací el 19 de Julio de 1994 en el hospital Ángeles del Pedregal en la Ciudad de México. Desde que nací, he vivido aquí en México en la misma casa. Yo considero esta casa una parte muy importante de mí ya que ha sido aquí en donde he vivido siempre.  Desde que tengo memoria, mis papás y mi hermano han sido las personas más importantes en mi vida. Mis papás me han ayudado a formar diferentes aspectos de mi personalidad y me han dado muchísimas oportunidades de vivir experiencias inolvidables. Mi hermano (que es tres años más grande que yo), me ha dado lo que considero es lo mejor que te puede dar una persona: un mejor amigo. Siempre he tenido una muy buena relación con mi familia y esto es algo que no he tomado por hecho en ningún momento.
Cuando tenía sólo dos años, entre a mi primera escuela: el Montessori Shanti; y  estuve ahí desde kínder hasta sexto de primaria. Yo creo que el haberme inscrito a esta escuela fue la mejor decisión que mis papás pudieron tomar: ahí hice amigos con los que sigo en contacto hasta la fecha y además adquirí habilidades que se que no pude haber adquirido en ninguna otra escuela. El recuerdo que yo tengo de mi primaria, es el siempre estar feliz, algo que me encanta recordar es el gusto con el que siempre iba a la escuela. Mis amigos fueron cambiando a lo largo de mi primaria pero, al ser una escuela pequeña, siempre fuimos una generación muy unida. La primera experiencia triste que recuerdo fue cuando íbamos en segundo de primaria: una de mis mejores amigas, Brenda, se fue a vivir a Vancouver. Yo creo que esto es un ejemplo claro de cómo mis amigos son una parte muy importante en mi vida: hasta la fecha sigo en contacto con ella. A los cuatro años empecé a bailar ballet, esto era algo que me apasionaba y aunque me costaba mucho trabajo, lo disfrutaba mucho.
Con el incondicional apoyo de mis papás y mis maestros, fui creciendo como persona a lo largo de toda mi primaria: me convertí en una persona honesta y responsable y, aunque me costaba trabajo abrirme a la gente logré entablar de las mejores amistades durante mi primaria; además siempre fui buena para la parte académica. En quinto de primaria dejé el ballet, porque ya quería un cambio, y empecé a bailar jazz; en estas clases, me divertía muchísimo y además hice muy buenas amigas. En el verano entre quinto y sexto, hice mi primer viaje sin mis papás: me fui con dos amigas a visitar a Brenda a Vancouver. Esta experiencia fue muy importante para mí ya que además de aprender a convivir más con mis amigas me ayudó a ser un poco más independiente.
 Cuando entramos a sexto de primaria éramos una generación más unida de nunca, pero como en el Montessori Shanti no había secundaria, había llegado el momento que todos teníamos: era tiempo de separarnos. La decisión de a qué secundaria entrar fue muy difícil, aunque siempre tuve el apoyo de mis papás, ya tenía edad para decidir por mí misma y esto era algo que me costaba aceptar. Finalmente decidí entrar al Instituto San Angel Inn, y es una decisión de la cual sé que no me voy a arrepentir jamás.
El entrar a secundaria fue un cambio muy duro para mí, no sé si esto se debió a que era la única nueva en la generación, a que era el primer cambio fuerte que tenía en mi vida o alguna otra razón. Me costó mucho trabajo adaptarme por completo, y primero de secundaria fue un año muy difícil para mí. Sin embargo, poco a poco me fui adaptando y en segundo yo ya me sentía por completo parte de la generación. En secundaria hice amigos sin los que no me podría imaginar mi vida en este momento. A lo largo de la secundaria incrementó mi gusto por leer que había comenzado en la primaria y además empecé a adquirir un gusto enorme por hacer cosas creativas: desde álbumes de fotos hasta regalos para mis amigas. Mi secundaria fue una época de mi vida muy feliz, pero eventualmente tenía que acabar. En tercero de secundaría llegó el momento al que yo le tenía mucho miedo: prepa. En el ISAI no había secundaria, y yo estaba muy triste de separarme de mis amigos: sentía que era sexto de primaria otra vez. Sin embargo, este cambio, aunque no fue lo más fácil si fue mucho más sencillo que de primaria a secundaria: la decisión de entrar al Tec de Monterrey fue más fácil y además entré con la mayoría de mis amigos de secundaria.
En verano entre tercero de secundaría y primero de prepa, hice un viaje con mi familia que fue tan padre que me emocionó sólo de pensar en él. Nos fuimos mis papás mi hermano y yo a viajar por Europa y éste viaje me fascinó, no sólo por todos los lugares increíbles que conocí, sino que fue una oportunidad para reforzar la buena relación que ya tenía con mi familia. Pero acabó el verano y llegó el momento de entrar al Tec.
Todavía me acuerdo de mi primer día de clases, estaba más nerviosa de lo que había estado en un largo tiempo. Los primeros meses en el Tec fueron difíciles porque todo era distinto a secundaria: los cinco pisos, los exámenes, los proyectos, el MLA… Sin embargo poco a poco y con la ayuda de mis amigos y mis papás me fui adaptando y estás cosas que antes me asustaban, ahora son como parte de mí. En verano entre segundo y tercer semestre hice un viaje con mis amigas; a este viaje le agradezco lo cercanas que nos volvimos yo y otras tres amigas: Romina, Paulina y Elisa, son como mis hermanas.  Durante estos tres semestres que llevo en el Tec se que he cambiado, me he convertido en una persona más responsable y organizada, y además he aprendido a valorar cado momento y todas las oportunidades que he tenido.
A lo largo de toda mi vida, he experimentado muchas cosas diferentes, convivido con distintas personas y conocido lugares extraordinarios; y es gracias a todo esto que he llegado a ser la persona que soy. Todas estas experiencias, junto con mis decisiones, han formado mi personalidad y me han convertido en la persona que soy hoy. La vida parece larga, pero cuando vez hacia el pasado es cuando te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo; es por eso que estoy determinada a vivir con alegría cada momento  y disfrutar al máximo las oportunidades  que me da la vida.

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